miércoles, 13 de mayo de 2009

Manos mágicas las de Oquendo


Víctor Hugo Oquendo en el concierto efectuado la noche de ayer en la Catedral Vieja.

Sencillo, talentoso, espontáneo y profesional son parte de los atributos de Víctor Hugo Oquendo, el quiteño enamorado de la guitarra.

Sin duda quienes han oído tocar al Maestro Víctor Hugo Oquendo se han fijado que sus dedos, son mágicos juguetes que juegan con las cuerdas de la guitarra; Un talento que afloró a los cinco años de edad. La capacidad de Oquendo al hacer vivir y sentir al público un concierto musical con un estilo propio, sin quitar las raíces indígenas, y ofreciendo en un solo instrumento el sonido del arpa, del viento, neblina y la voz de protesta contra la injusticia social, lo han llevado a recorrer el mundo. La noche de ayer la ciudadanía amante de las notas musicales disfrutó de Oquendo y su concierto en la Catedral Vieja. El artista quiteño radica en el exterior pero acostumbra cada cierta temporada visitar a su país querido.
A los cinco años de edad, Oquendo, recibió de regalo una guitarra, a la que con nerviosismo le buscó las notas musicales para interpretar el vals " Noche de Bohemia". Canción que su madre solía entonar cuando él estaba en su vientre.

Soldadito de Chocolate
La canción “ Soldadito de Chocolate” no puede faltar en los conciertos de Oquendo, porque es su carta de presentación. La canción fusiona los clarines y tambores en el madero de una guitarra. Oquendo entonada con notas marciales pero sencillas, propias para un ejército de juguete que promueve la paz y la armonía que llevan al combate de saber reír, llorar, soñar y convertirse en un hombre más humano. Los espectadores no sólo disfrutan de las notas musicales del artista quiteño sino de sus experiencias y consejos de vida. Hablar con él, es un verdadero placer.
El Maestro, en su larga trayectoria musical ha ofrecido conciertos en varias partes del mundo, sumando 4000 presentaciones. (KLP)

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