miércoles, 11 de febrero de 2009

Un llamado emergente con las acuarelas


Evaristo Callo, artista peruano, a través de sus acuarelas pretende rescatar la identidad, costumbres y vida de los pueblos latinos.

Treinta acuarelas y ocho acrílicos encierran un mundo real que está pasando y no miramos. Acuarelas al estilo de Evaristo Callo exaltan rostros, miradas y formas de vida de la gente del campo que agoniza lentamente. Y una contraparte, una ciudad llena de humo, desesperanza, bulla, edificios, gente y cárceles que oprimen la libertad. “Parte de una identidad cultural que está desapareciendo es lo que pintó. Sólo queda miradas desconsoladas e inocentes”, acotó el artista.
En las acuarelas, de mediano formato, se observa rostros frágiles bombardeados por la globalización, la crueldad del maltrato del prójimo, costumbres y diseños de vestimentas de los habitantes de esos campos mágicos (llenos de color, esperanza, felicidad y vida; pese a la pobreza).
De Arequipa Perú, una ciudad árida con gente dedicada a la ganadería, a criar alpacas y a domesticar vicuña, proviene Evaristo Callo. Él con el lenguaje pictórico sacude al espectador a mirar una realidad no tan alejada de la nuestra: la Sierra con sus habitantes todavía con pureza en contraste con la ciudad; Tóxicos, gases, trabajo infantil, figuras perdidas, abstractas y tristes.
No es en vano que Callo pinte al campo con seres figurativos realistas y a la ciudad con personas con rostros abstractos y hasta surrealistas. Sus pinturas son trabajos realizados en estos dos últimos años. El espectador tiene la oportunidad, desde este jueves, de mirar a su forma cada uno de los cuadros, la subjetividad primará para dar juicios de valor.

Cuenca para pintarla
Hasta mediados de febrero el artista se quedará en la ciudad de Cuenca. Su objetivo es pintar sus encantos y realidades. Callo con sus 26 años de vida artística ahora se inspirará en la Cuenca, Atenas del Ecuador.

Óleos desde Colombia


Dario Ortiz, artista colombiano, indica sus óleos sobre tela.

Las propuestas pictóricas de Dario Ortiz no son copias de la realidad, ni inspiradas en fotografías sino producto de su creatividad y percepción.

Al ingresar al área azul del Museo Municipal de Arte Moderno se puede penetrar en un mundo colorido al estilo de Dario Ortiz. Quince óleos sobre tela y mixtos sobre tela; más un carboncillo forman parte de la muestra pictórica “Ventana al Mundo.
Este jueves a las 19h00 en el Museo de Arte Moderno se inaugurará la muestra plástica: “Tres Maestros de la Pintura”, con motivo de los 28 años de vida institucional del Museo Municipal de Arte Moderno. De Colombia, Ecuador y Perú son los artistas: Dario Ortiz, Eudoxia Estrella y Evaristo Callo.
Ortiz con cuarenta años de trayectoria profesional por primera ocasión exhibe sus pinturas en nuestra ciudad. Él es de la ciudad de Ibagué Colombia, una tierra de la cordillera caliente a unos 1000 metros de altura sobre el nivel del mar. Desde hace algunos años su segundo hogar ha sido Estados Unidos y Bogotá. Las dieciséis propuestas plásticas fueron creadas en estos dos últimos años en Colombia y New York.
La temática central de la muestra de Ortiz está inspirada en el ser humano y sus conflictos, es decir el hombre y su actitud filosófica frente a la vida. Para el artista colombiano en América Latina no hay apoyo para el campo artístico cultural y de hecho eso está bien porque hay que cuidar los pesos.
Las pinturas de Ortiz llegaron enrolladas a la ciudad de Cuenca mediante la Aduana, “Es impresionante la amabilidad de la gente”.


Colores para expresar identidad
Darío Ortiz presentó su primera exposición a los 16 años de edad. Con su larga trayectoria precisa que dejar su tierra natal le ha permitido valorar y entender el sentido de ser un latinoamericano, en su caso específico colombiano. “Sócrates ya lo dijo: hay que conocerse a uno mismo para identificarse y poder negar ciertas cosas”. Entre risas el artista dijo, si usted deja su ciudad entenderá que ser cuencano es comer papas y estando lejos no queda más que añorar. En cada cuadro de Ortiz se puede apreciar ese apego a su identidad.
Finalmente precisó que su trabajo no necesita un título sino espectadores que opinen. “En el arte hay palabras peligrosas: artistas y maestros no son más que títulos honorarios”, señaló.