martes, 22 de julio de 2008

Un buen libro, vale la pena devorarlo

Ensayo I Parte

La Obra 1984 de George Orwell, deja en el lector una serie de cuestionamientos, los seres humanos ahogados por la globalización nos olvidamos de pensar y transcurrimos el camino de la monotonía. Cuyo fin nos lleva a un solo objetivo, el consumismo hermano siamés del capitalismo.

He titulado la introducción “Un buen libro, vale la pena devorarlo”, porque obedece a una razón de peso. Al recordar etapas de la infancia, se viene claramente a mi mente aquellas palabras crueles en las que algunos llamados profesores, fomentaban la apatía a la lectura. Leer simplemente era un cruel castigo, lo más tedioso. Afortunadamente nunca compartí dicha teoría porque considero que en los libros están los secretos más reveladores; y porque además algunos autores plasman ideas que yo también comparto.

El mensaje que me queda impregnado es aquel derecho llamado libertad, que más que derecho, es la esencia del ser humano. Es fundamental que la niñez y juventud tenga sueños. No es malo soñar, más bien el peligro radica cuando adoptamos teorías, patrones, costumbres, ignorancias como un mandamiento irrevocable.
Esto nos limita a cuestionar, a protestar y a proponer, no podemos ser seres pasivos. A mi modo de ver es responsabilidad de la juventud atreverse a defender las utopías.

La sociedad está como esta, porque los curuchupas, beatas y otros mojigatos se ven impedidos a soñar. Les aterra los cambios, pues ellos significan grandes peligros; obviamente es más cómodo seguir con los patrones tradicionales que intentar cambiar las estructuras.

En fin, muchas son las reflexiones que en base al contenido del libro han aflorado, en el trabajo desarrollado se hallará una conexión profunda entre el contenido de 1984 con temas actuales de la materia.
Esto confirma que la sociedad desde la época colonial hasta la nuestra ha adoptado patrones que no han cambiado, pese a las necesidades actuales.

Análisis comentado de la Obra 1984 de George Orwell
La libertad es la esencia del ser humano

Un hombre sin voluntad es como una veleta que se mueve al capricho del viento. Estas no son palabras comunes acomodadas para iniciar este trabajo, simplemente es una metáfora que compara al hombre con una veleta de papel.

Es duro reconocer que esto se reproduce con frecuencia en algunas partes del mundo; los políticos por su ambición olvidan principios morales y acomodan las leyes a su conveniencia. El pueblo, una gran cantidad de personas son manipuladas y burladas por unos pillos, quienes sin el más mínimo remordimiento acomodan las leyes del estado.

Muchos ilusos pensaríamos ¡los ecuatorianos, afortunadamente no vivimos en un régimen socialista, es decir en un estado sin libertad! ¡Que suerte la nuestra, vivimos en el año 2005, gozamos de una vida democrática, tenemos libertad para expresarnos y tenemos derechos, podemos pensar!
¿O será más bien, el derecho a reproducir formas de pensar? El neoliberalismo por ejemplo es una alternativa eficaz, así también la globalización de la cultura e incluso el derecho a crear seres extraordinarios de laboratorio, es lo más normal que acontece en nuestros días.

Pero si analizamos con detenimiento y cambiamos al personaje principal de 1984, es decir a Winston Smit por un joven idealista, un soñador de cambios sociales; para nada se alteraría la trama de la historia.