jueves, 29 de enero de 2009

“El Cascanueces”, obra clásica para la




Grupo de Danza de la Universidad de Cuenca la noche de ayer homenajeó a Osmara en el Auditorio del Banco Central. Osmara, mujer sencilla que disfrutó la obra El Cascanueces.



Niños, jóvenes y público en general no se perdió la velada artística de ayer. Algunos aprovecharon para pedir autógrafos a la mujer de la danza, Osmara.



Anoche, minutos antes de las 20h00 las puertas del Auditorio del Banco Central se abrieron para acoger al público, amigos, familiares y alumnos de Osmara (cubana de nacimiento pero cuencana de corazón que trajo consigo la danza). Mientras los espectadores se acomodaban un video se proyectaba en el escenario, este abordaba una pequeña biografía de doña Carmen Estrella Villamana, para nosotros Osmara.
En una entrevista costa pero contundente, Osmara la mujer de los pies desnudos, esa figura femenina altiva, bella, elegante, sencilla y grandiosa en el movimiento corporal dijo: “La danza nació conmigo. Desde pequeña en mi Cuba bailaba al ritmo de la música clásica y mis pies se deslizaban sobre la mesa. Los zapatos terminaban agujerados en las puntas porque necesitaba pararme en puntillas. No tengo palabras para agradecer al Ecuador y a esta ciudad, Cuenca”.
Al mirar el video, muchos del público se encontraban con sentimientos de ternura, agradecimiento y admiración. Las niñas decían a sus padres “Yo voy a ser igual que Osmara, A mi me gusta bailar como ella”. De inmediato Jaime Astudillo, rector de la Universidad de Cuenca, tomó la palabra para exaltar la figura de Osmara por ser la mujer que heredó la danza clásica en Cuenca. Además le entregó un contrato laboral para que Osmara sea la coreógrafa y productora de la Facultad de Artes. De allí, que el merecido homenaje debía ser con danza. El grupo de danza de la Universidad de Cuenca retribuyó las enseñanzas de la maestra cubana y hace poco declarada Ciudadana Ilustre de Cuenca.


“Ha sembrado en terreno fértil”
Andrés Abad, director de Cultura del Banco Central, precisó que Osmara supo sembrar en Cuenca. Carmen Estrella Villamana llegó al Ecuador en el año 51 mediante un contrato profesional. Ella ofreció un gran debut de baile para el carnaval de Guayaquil. De allí, la pequeña ciudad de Cuenca la llamó para acogerla durante varios años. En Cuenca conoció a sus esposo Ricardo León (artista plástico). “Vibramos en el mismo plano del arte, siempre me apoyó y se alegró de mis triunfos”, comentó Villamana.
Sin duda la frase Un legado de las culturas no fue otorgado en vano a Osmara, porque ella dedicó sus mejores años de su vida y entregó todos sus conocimientos artísticos a Cuenca, de allí que hemos crecido y contamos con escuelas de arte.



La magia de soñar
El grupo de danza de la Universidad de Cuenca se encargó de la magia de soñar con la obra El Cascanueces. En una hora los movimientos y la ternura Clara al soñar con sus juguetes en el mes de la Navidad se robó la mirada de los espectadores. La historia tiene lugar en Alemania, aproximadamente en 1850, en la casa del respetable juez Stahlbaum. El matrimonio Stahlbaum está terminando de adornar el árbol de Navidad. Sus hijos Clara y Fritz se despiertan para recibir a los parientes, tíos, abuelos y primos que llegarán a la celebración que ha preparado la familia.
La alegría inunda la casa donde los niños y los adultos se saludan y miran los regalos que esperan para ser abiertos. El viejo Drosselmayer, mago y padrino de Clara, le entrega en un regalo un verdadero mundo de fantasías.

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